Otros días da resultado, pero ayer con la cebolla no conseguía el efecto tan esperado: que dejaras de toser. Un impulso me llevó hasta tu cama. Me acosté a tu lado y te pedí perdón. Me preguntaste sorprendida... Yo había estado todo el día malhumorada, gritando... No os había escuchado ni a ti, ni a tus hermanas. Sonreíste y te quedaste dormida. Abrazadas...
Después, mágicamente (en todo su sentido) dejaste de toser.
Qué preciosidad!! :)
ResponderEliminarGracias. Siento que me entiendes...
ResponderEliminar