"Es una delicia de libro. Yo lo he regalado a varias personas"- me dijo la librera mientras me mostraba un ejemplar y yo miraba la portada.
Salí de la librería con uno dentro de mi mochila "todoterreno".
Un día comencé a leerlo. El espacio: la habitación de un hospital. El momento: mi ingreso en verano. Sólo leí sus primeras páginas y me pareció encantador. A día de hoy no puedo abrirlo... Me evoca aquellos cuatro días de lágrimas, preocupación, incertidumbre, soledad, angustia, lucha... Me gustaría desvincularlo de aquellos momentos pero me resulta imposible.
Esa sensación me es conocida. Libros y sensaciones se entrecruzan, y hay libros que quizás no se vuelvan a abrir nunca por esto.
ResponderEliminar(¿Fue bien el ingreso?).
1beso.
Otras personas abrirán esos libros ¿verdad?
ResponderEliminarUn beso para ti también.